domingo, 23 de marzo de 2014

“Soy madre soltera de dos hijas adolescentes, la mayor tiene 16 años de edad y la menor ayer cumplió 14. El caso es que he decidido buscar orientación debido a que desde hace pocos meses mi hija de 16 años está de novia con un muchacho de 19, y aunque  tengo poco tiempo conociéndolo, no me gusta la forma dominante como la trata. Esto lo he venido notando en dos oportunidades y aunque hemos hablado sobre el tema. Ella dice que son sólo ideas mías; pero la gota que rebasó el vaso, fue cuando mi otra hija  me contó “muy calladita”, que   el muchacho estaba obligando a su hermana a tener relaciones sexuales. Comprenderá mi asombro y mi preocupación,  porque sobre esto, no tengo ni la menor idea como hablarle a mi hija.”

Nuestros niños, adolescentes y jóvenes de hoy reciben mucha información equivocada o con intereses más comerciales que formativos sobre la sexualidad humana. Ello puede generar una distorsión del tema y llevarlos a pensar que el sexo es la simple satisfacción de un deseo, de un momento o de una necesidad física, sin compromisos no trascendentales.

Es obligatorio que  hablemos a nuestras hijas e hijos sobre los aspectos emocionales y formativos del sexo, y que desde niños les fomentemos valores como: el amor, el respeto y la honestidad.
La iniciación en el ejercicio de la función sexual, es un tema de singular trascendencia. Los adolescentes con su potencial biológico y las motivaciones existentes en el entorno, pueden predisponer el inicio de esta actividad. Cuando hablemos con nuestros hijos e hijas sobre la sexualidad es muy importante que utilicemos las palabras exactas y evitemos las confusiones.

Lo importante es que ellas y ellos, aprendan a desarrollar un patrón de conducta sexual responsable, el cual tiene su base fundamental en el “para qué” y no en “el por qué”. El por qué, es porque gusta. El para qué, exige un objetivo; es decir, ¿Cuál es la idea de ejercer la función sexual?; para acentuar el sentimiento amoroso, para complacerse, para aprender nuevas experiencias o para reproducirse.

En el caso de esta adolescente debemos manifestarle, que es un hecho verdadero que ella es quien va a ser la más perjudicada en la relación debido a que va a sufrir más cuando su novio se salga de los límites, porque si resulta un embarazo, su cuerpo y su vida cambiará totalmente. Explicarle también, que el novio puede querer tener relaciones sexuales con ella sin que le importe como persona. Pues, la clase de “amor” que le ofrecerá para conseguir la relación sexual, no será un amor verdadero.

Manifestarle que muchas mujeres son víctimas de abuso físico y emocional de novios o parejas: golpes, amenazas o manipulaciones, y esto, son aspectos relacionados a la violencia de género en la que los hombres obligan o presionan a sus parejas a tener relaciones sexuales no consensuadas, lo cual significa que no hay un amor verdadero.
Una vez clarificado el objetivo, la adolescente deberá asumir las consecuencias agradables o no de la elección que tomó; podrá también discutir la situación con sus padres, apropiarse de su responsabilidad, y podrá saber y conocer la profundidad de su decisión.

Importante es entonces, clarificarles a nuestras chicas y chicos, que el placer ocupa un espacio en la vida de los seres humanos que puede ser experimentado; a través del gusto por mirar al otro, el encanto de una caricia, la emoción por encontrarse o el nerviosismo por estar juntos, y que  para descubrir la sexualidad y el afecto no necesita reducir los contactos físicos para llegar al acto sexual en sí, y menos aún si es obligada o presionada por su novio.


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