viernes, 30 de mayo de 2014

“Últimamente me siento acorralado y hasta decepcionado de mi mismo; pero lo peor es que mis hijos no me entienden, no hayo como explicarles que estamos pasando por momentos económicos muy difíciles en la familia, y he tenido que negarles cosas que no les he podido cumplir como antes.¨

El caso es que tanto esforzarme en mi trabajo, y ahora me salen con que prescinden  de mis servicios después de tantos años, y no sé cómo decirles a mis hijos que me despidieron del trabajo, y que por lo tanto nuestros proyectos cambiaron por completo; que  por ejemplo, el viaje prometido de vacaciones no va; que el taller de pintura de mi hija no podrá ser; y así,  otras mejoras para el bien de la familia, habrá que postergarlas. Esto, me parece injusto. Tanto así, que no termino de asimilar la situación.


Nuestros hijos estaban tan emocionados que hasta prometieron respondernos con las mejores calificaciones del curso. Lo cierto, es que todo el esfuerzo que hicieron, no hayo como retribuírselos. Acostumbramos a  nuestros hijos desde pequeños a poner todo  su esfuerzo y voluntad en los estudios para ganar indulgencias; bueno, es decir, hacer todas las cosas buenas que son capaces de hacer. La situación aún no la hemos comentado con ellos, la verdad es muy frustrante, y no sabemos si decírselo o no. Nunca habíamos pasado  por esto.”

Perder el trabajo, es algo doloroso, que implica un duelo y afecta directamente a la autoestima, como profesionista. No obstante, nadie está libre de esos tropiezos; así que lo importante es como buscar la parte positiva de esta experiencia. 

Hay personas que se frustran inmediatamente y se les es difícil salir fortalecidas, porque son muy exigentes consigo mismos y quizás no lo ven como una oportunidad para reflexionar, valorarse o crecer como persona; para unir más a la familia y en fin, para hacer una autoevaluación de su vida laboral, que le permita sobreponerse lo más pronto a las dificultades.

Asimismo, son momentos en que como padres no podemos responder satisfactoriamente las promesas que le hicimos a nuestros hijos, porque nos encontramos con una realidad difícil de manejar; quisiéramos tener entonces una varita mágica para hacerles realidad sus sueños; y evitar situaciones que los afecten negativamente o que causen algún sufrimiento; pero en la mayoría de los casos el ser francos puede transformarse en la mejor estrategia o recurso natural de bienestar para todos en la familia.
Como progenitores tenemos un fuerte instinto de cuidar celosamente a nuestros “retoños”, de cosas desagradables que pudieran herirlos y pensamos entonces, que no es bueno enfrentarlos con la verdad y por tanto debemos guardarla celosamente. 

Ahora bien, poniéndonos en el lugar del anterior relato, preguntémonos: ¿Deberíamos  mantener a nuestros hijos aislados de la realidad que nos acontece o deberíamos compartirla para crecer juntos?

Muchas veces como padres nos encontramos en ciertas encrucijadas cuando queremos determinar que debemos revelar y cuando queremos hacerlo.
Aunque en nuestro núcleo familiar todos tenemos derechos a mantener un mínimo de privacidad, algunas cosas que guardamos con reserva, pueden llegar hacer un gran error o crear una barrera mental dentro de la familia.

Nuestros hijos, necesitan saber cuando estamos atravesando por momentos difíciles - ocultarlo no sería saludable - Puesto que apreciarían, que algo malo está ocurriendo, y pueden pensar que quizás ellos tienen mucho de culpa; ya que todo el contexto se transforma.

Alrededor de los cinco años y más, los niños son capaces de entender la situación, si somos sinceros y si lo explicamos muy reducidamente con palabras sencillas. Decirles, por ejemplo, que la familia está pasando por problemas económicos; que papá por el momento quedó sin trabajo, pero que esto, lo van a superar juntos. Por tanto, que necesita de la ayuda y cooperación de todos en la familia,  reduciendo los gastos innecesarios, ya  que para el momento no contamos con tanto dinero como solíamos tenerlo.

Por ello, es recomendable para mantenerlos con tranquilidad,  asegurarles, que siempre tendrán un hogar donde vivir; que sus alimentos, su educación y sus juguetes para divertirse siempre lo tendrán; aunque  posiblemente habrá que hacer ajustes y dejar de hacer algunas cosas extras en cuanto a gastos de recreación, tales como: ir de viaje de vacaciones, inscribirse en el taller de pintura y algunas otras cosas que habrá que esperar.


Finalmente, explicarles también, que todas las personas quieran o no, pasan por situaciones inevitables, pero que hay que aprender a superarlo con el tiempo para seguir dando lo mejor de nosotros mismos, porque de este modo nuestro carácter se fortalece y va adquiriendo fuerza y autenticidad para sacar el mejor provecho posible en lo adelante.

2 comentarios:

  1. La familia es un lugar donde el compromiso, involucrarse y ser autenticos, es algo recíproco y real.

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  2. El padre, figura esencial en la educación y formación de nuestros hijos.

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