jueves, 19 de junio de 2014


“¡No soporto más esta pesadilla, todo tiene su límite!”

 El caso es que decidí dejar a mi pareja con quien compartía mi vida desde hace mucho tiempo. Ella, se cree la “La perfecta ama de casa”. La que gana mejor que yo, la que todo lo hace bien, la que cuida a nuestros hijos de manera responsable, la que nunca se equivoca; la que trabaja y lleva el sustento a la casa. En fin, la que puede avanzar, y yo no.
Pienso que la ruptura es lo mejor para todos. Suficiente… “¡Ya está bien que me hiera con sus críticas!”. Entiendo, que tiene muchas cualidades, sin embargo, yo también, respondo como pareja y padre en todo lo que he podido. Pero ella tiene la facilidad de criticarme en todo lo que hago, nunca está conforme con lo poco o mucho que le doy. Sé, que gana más que yo, que es una profesional eficiente y que es buena mamá, pero esto no justifica hacerme sentir mal y hacer  mi vida “cuadritos”. Me gustaría saber, si esta decisión fue un error”.

Todas las parejas pasamos por períodos de crisis y vivimos algunos de estos sentimientos. Pero, si estas situaciones son recurrentes cuando estamos con nuestra pareja, algo está sucediendo y es bueno revisar para actuar correctamente.
Una relación de pareja, conforma un sistema donde se reúnen dos personas que se aman incondicionalmente; con particulares, hábitos, sentimientos, pensamientos, deseos y necesidades diferentes, para poder convivir como persona, ejercer el rol de  pareja y el de padres.
Es necesario entonces, aprender a crecer juntos, intentando negociar al ceder ciertos aspectos con la debida decencia, sensatez y respeto mutuo.
Existen situaciones, en donde se nos hace difícil ponernos de acuerdo, y por ello, surgen los conflictos. El caso que nos ocupa, necesita ser analizado, pues responde a muchas variables.

Es importante, señalar que debemos tener sumo cuidado con los problemas de poder. Aquellos conflictos basados en la necesidad o deseo de ganarle a nuestra pareja e imponer nuestra voluntad, como cuando nuestra pareja con frecuencia, discute y pelea constantemente, sin que quiera ceder ante el otro, estableciéndose, una relación de víctima y victimario, en donde la primera siempre se somete, pero por temor y por una baja autoestima y el segundo se impone a través del abuso psicológico (criticas frecuentes, palabras descalificadoras, silencio, actitudes, gestos y comportamientos) que afectan negativamente el bienestar psicológico, emocional, moral y espiritual del otro (a). Su objetivo, es controlar y atemorizar, descalificar,  manipular, insultar y desautorizar, etc. Esta conducta al igual que el abusador físico, causa mucho daño.
En estos casos, es importante que sepamos que estamos viviendo una situación de abuso emocional y debemos frenarlo cuanto antes, porque cada vez va a ser difícil. Pues, el abuso, tiende a incrementarse, cuando no se hace nada al respecto; ya que el abusivo disfruta de su actitud y resultados de la misma, pero no acepta que su conducta es agresiva o violenta. Se justifica siempre y está convencido que la otra persona se lo merece. Por lo que la persona abusada se siente, culpable de la situación, insegura, desconfiada, incapaz y lesionada profundamente en su autoestima. Esto lo conduce  a ser incapaz de enfrentar la situación y apartarse lo más lejos posible de su pareja. Por tanto, es recomendable que:

  1.    Busquemos ayuda de profesionales para su orientación y pronto bienestar personal.
  2.      Intentemos asumir las responsabilidades reales o las que verdaderamente nos conciernen.
  3.      Entendamos que nadie merece ser abusado o maltratado de ninguna forma.
  4.     Aprendamos a ver la experiencia como una oportunidad para crecer como persona, entendiendo que las emociones son nuestras y nadie tiene derecho a cuestionarlas, aunque otras personas no puedan estar de acuerdo con el manejo que le damos.
  5.     Canalicemos nuestras emociones de manera positiva, transformándolas a nuestro favor (hablando y comunicando nuestro sentipensar) reconociendo y aceptando nuestro problema.
  6.    No esperemos que el abusador, hombre o mujer cambie, a menos que entre a una terapia y vea que realmente pone esfuerzo y voluntad para superar su comportamiento. En este caso, se pone un límite para esa espera, sabiendo que puede ser un proceso largo y lento pero necesario para ambos.
  7.    Ejercitemos nuestro propio cambio y reconozcamos nuestras fortalezas y debilidades. Seamos generosos(as) y aplaudamos nuestros logros por mínimos que estos sean; ya que todos podemos hacer el esfuerzo por mejorar y darnos el tiempo que necesitamos. Tenemos derecho a enmendar nuestros errores y hacer todo lo posible para ser feliz en pareja.


Siguiendo estas recomendaciones, en tiempo prudencial, se notará en la pareja cambios beneficiosos.

1 comentario:

  1. En las relaciones con nuestro prójimo y muy especialmente con nuestra pareja, no todas las formas de agresión, abuso o violencia son evidentes. Hay quienes agreden a través de actitudes y conductas difíciles de identificar: victimización permanente, quejas, críticas...

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