martes, 3 de diciembre de 2013

“Mi hijo de diez años hace lo que le da la gana porque mi madre me desautoriza frente a él. El problema se inicia cuando frecuentemente le niego los permisos de salida por no cumplir con sus actividades escolares o cuando lo reprendo por su mal comportamiento. De esto mi madre tiene mucho de culpa porque lo complace en todo lo que quiere, ya que desde pequeño lo ha cuidado mientras salgo a trabajar.
Mi pareja ha querido ayudarme aconsejándolo, pero éste le responde: “no te metas conmigo porque tu no eres mi papá”. Es por esto que mi pareja ha dejado de llamarle la atención por su mal comportamiento. Esta situación se sale de mis manos y no hallo qué hacer”.

Casos como estos continúan incrementándose en los consultorios de asesoramiento familiar. Casos de niñas, niños y adolescentes que se resisten a asumir responsabilidades y donde la desesperación de los padres está a flor de piel.
Podemos observar un manejo inoperante de la posición jerárquica de la adherente (abuela) en el grupo familiar, lo que trae como consecuencia: 
a) Manejo inadecuado del orden jerárquico 
b) ejercicio inapropiado del Binomio Autoridad/Afecto 
c) Aplicación no operativa de premios y castigos y 
d) Comunicación inoperante en el núcleo familiar.

Invitar a la pareja a conversar con la abuela, es un aspecto muy necesario. Puede explicarle, por ejemplo, mediante un lenguaje respetuoso y afable que ella representa un gran valor para toda la familia, y que reconocen el papel tan importante que ha ejercido en el cuidado de su nieto a lo largo de todos estos años. Son palabras muy loables y significativas que reflejan el agradecimiento que le tienen. Mostrarse conforme significa mucho para el adulto mayor. 
Sin embargo, como madre, también tienes que aclarar bien sea a la abuela, abuelo, según sea el caso, que para educar a tu hijo es importante que se unifiquen criterios en cuanto a su educación. 
Igualmente, debes indicarle que su integración en la familia ha sido beneficiosa y que por esta razón cuentan con ella preste su aporte, sin llegar a la sobreprotección del niño o niña, para que aplique las normas, los deberes y responsabilidades que su nieto debe observar hacia la jerarquía familiar. 
Esto evita confusiones para el niño y situaciones problemáticas. Asimismo,los padres deben tener paciencia con la abuela, abuelos, tíos..., es decir, familiares adherentes que pueden mostrar resistencia al cambio de actitud que se requiere. Es importante que estos familiares cumplan la alianza con firmeza y de la mejor manera posible. 
La pareja debe tener claro que los niños, niñas y adolescentes pueden distinguir el orden jerárquico que ocupa cada quien en la familia, y saben lo que está y no está permitido. La pareja debe compartir la responsabilidad al ejercer su rol de padre sustituto, intentando transmitir en el menor, firmeza pero también solidaridad y comprensión. Esto puede hacerse a través de un diálogo fraterno y, el niño(a) debe aceptar dicho compartir. 
Los niños necesitan sentirse atendidos y amados por sus padres, y si ese amor no les llega buscarán hacer cualquier cosa para conseguirlo. De este modo, se evita crear una situación de malestar familiar, entendiendo que esto será a través de un proceso atento y consistente. Es recomendable utilizar el reforzamiento positivo como: elogios, obsequios, buen manejo del permiso para la práctica de actividades extraescolares. Esto eleva la autoestima de los niños y afirma la confianza, hasta lograr la aceptación del padre no biológico por parte del menor.

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